Algunas de estas comprobaciones pueden realizarlas los propios conductores, pero otras requieren de la visita a un taller especialista. Pirelli, que cuenta con una extensa red de talleres distribuidores que ofrecen este servicio en España, recomienda seguir esta sencilla lista de comprobación:
1. Comprobación visual de las cubiertas en busca de algún posible bulto o deformación derivada de un período de estacionamiento del vehículo tan prolongado. Se debe chequear también la presencia de daños, cortes o abrasiones, y asegurarse del buen estado de las válvulas, además de verificar que éstas tengan su correspondiente tapón.
2. Medir las presiones de los neumáticos –incluida la rueda de repuesto–, preferiblemente en un taller dotado de equipamiento específico. Con ello se garantizan los niveles de seguridad y prestaciones óptimos, además de ahorrar carburante, al trabajar con los niveles de resistencia a la rodadura previstos por el fabricante.
3. Comprobar que el desgaste de la banda de rodadura esté por encima del límite mínimo legal de 1,6 milímetros. Este chequeo lo puede realizar cualquiera mediante los testigos situados en el mismo neumático: se trata de unas pequeñas bandas de goma situadas en el interior de los canales longitudinales del neumático y que marcan el punto en el que la profundidad del dibujo alcanza los 1,6 mm. Cada cubierta tiene seis puntos de control fácilmente localizables por las siglas TWI (Tread Wear Indicator), grabadas en el extremo del flanco.
4. Vibraciones. Se transmiten a través de la dirección cuando el vehículo está circulando, y suelen ser una consecuencia directa de un período de estacionamiento prolongado. Si no desaparecen al cabo de unos kilómetros recomendamos acudir a un taller especialista lo antes posible.
5. Cambio estacional de neumáticos: es posible que el confinamiento haya cogido desprevenido a algún conductor y que, en consecuencia, todavía monte en su coche las cubiertas de invierno. Una vez se retome la actividad, debe considerarse realizar el cambio estacional a las gomas de verano. Si no fuera posible, se puede seguir utilizando las invernales siempre que su código de velocidad sea el mismo que el de los neumáticos de verano. Si, en cambio, es inferior, se recomienda sustituirlas antes del 15 de mayo.